PAPA JUAN PABLO II (1920-2005): “MENSAJERO DE LA VIDA, PEREGRINO DE LA PAZ”
(Fotografía gentileza de Misioneros del Verbo Divino).
El año 2014 el actual Pontífice, Papa Francisco, proclamó santo al Papa Juan Pablo II, Karol Wojtyla. Este recordado pontífice fue el primero no italiano desde el año 1523.
Su historia está llena de sufrimiento, pero también de esperanza. Su familia murió cuando él era muy joven: su madre falleció cuando tenía casi 10 años, su hermano a los 12 y a los 21 años perdió a su padre. En 1939 su país Polonia fue tomada por el ejército nazi y años después liberada por el ejército rojo, siendo testigo en estos años de los horrores de la guerra.
Cristo, el aire libre del campo, la belleza de la vida, los deportes (el esquí principalmente), la poesía, la actuación, la vida académica eran sus pasiones. Siendo ya Sumo Pontífice, fue muy activo en acercar la Iglesia Católica al mundo. 192 países visitó en su labor de acercar el catolicismo a la gente, lo que sumado a las 14 encíclicas que escribió reflejan lo importante que esta tarea tenía para él.
Defensor de los derechos humanos, desarrolló una ardiente misión de luchar contra los regímenes totalitaristas, teniendo un rol determinante en la caída de la ex Unión Soviética.
Siempre puso en el centro de su vida a Cristo, y aceptó con humildad la gran misión que éste le ofreció, con amor y esperanza.
Su recordada visita a Chile
Sin lugar a dudas, el Papa Juan Pablo II es el pontífice más querido por Chile. Su visita a nuestro país en abril del año 1987 produjo una verdadera “revolución católica” en la gente. Por todas partes se escuchaba fuerte aquella canción cuyo coro decía “mensajero de la vida, peregrino de la paz”, recordando con alegría a la gente la venida del jefe máximo de la Iglesia Católica.
Dentro de las numerosas actividades que realizó en los seis días que duró su visita, dos fueron las que más calaron en el corazón de los chilenos. La primera de ellas fue el hermoso encuentro con los jóvenes que se llevó a cabo en el Estadio Nacional. Sobre el césped, el Papa indicó hacia el rostro gigante de Jesucristo que se había instalado y les dijo a los jóvenes asistentes: “¡No tengáis miedo de mirarlo a Él!”, haciendo un llamado a los jóvenes para que se comprometieran con un cambio profundo de la sociedad, que debe nacer de Jesucristo.
La segunda, fue la Eucaristía de la reconciliación y beatificación de Teresa de los Andes, realizada en el Parque O´Higgins de Santiago. En la ocasión, y en presencia de enfrentamientos entre asistentes y Fuerzas de Orden, el Sumo Pontífice comenzó a orar en el altar, buscando que el amor y el respeto reinaran entre todos los chilenos. Una imagen que marcó a todo un país.